Ence, a la vanguardia de la bioeconomía en Navia

“La madera es el material del futuro, cada vez será más fundamental para la sociedad”, destaca Oliveros, director de Ordenación Forestal de la empresa.

El mundo rural es abundante en recursos naturales que pueden ser aprovechados de manera sostenible para su propio desarrollo y el de toda la sociedad. Esta riqueza sirve de freno para problemas como el envejecimiento de la población o el éxodo hacia las ciudades. Así, una oportunidad de futuro en las zonas rurales la encontramos en la bioeconomía y, más concretamente, en la bioeconomía forestal y los bioproductos derivados de las fibras naturales, llamados a ser protagonistas de los nuevos modelos de consumo.

La madera y sus derivados, elaborados a base de fibras naturales, juegan un papel esencial en este nuevo modelo. Se trata de un recurso renovable, que se encuentra en las masas forestales de Asturias y, por tanto, de origen local. Asimismo, se obtiene a través de una gestión forestal sostenible, y constituye un material necesario y fundamental para suministrar productos adaptados a las demandas de la sociedad, sustituyendo a aquellos otros materiales procedentes de fuentes fósiles, como los derivados del petróleo.

Los beneficios son múltiples: suministrar productos renovables y reciclables, como envases de papel y cartón, elaboración de prendas de vestir con fibras naturales, y mil y un innovadoras aplicaciones de la celulosa, al tiempo que se refuerza la actividad en el medio rural y se combate el abandono del monte y la proliferación de incendios.

Al mismo tiempo se consigue un importante efecto de mitigación del cambio climático al ofrecer alternativas limpias a productos basados en combustibles fósiles, y todo gracias al cultivo y desarrollo de masas forestales eficientes y sostenibles.

Dentro de este nuevo modelo, se enmarca la apuesta de Ence por la bioeconomía en su biofábrica de Navia. La compañía, líder en gestión integral de superficies y cultivos forestales en España, genera empleo en el medio rural, aportando actividad al sector forestal y logístico, y contribuyendo a la fijación de población en los entornos en los que opera.

En su apuesta por suministrar bioproductos procedentes de cultivos forestales, Ence proyecta para su biofábrica en el Occidente asturiano nuevas inversiones, con el objetivo de mejorar su eficiencia y diversificar su producción. Suman, en total, 495 millones de euros, y generarán unos 1.250 puestos de trabajo. Se encuentran en su Plan Estratégico 2019-2023, y su ingeniería está en fase avanzada, a la espera de que la crisis del coronavirus permita su ejecución.

Estos planes pasan, por un lado, por elaborar celulosa para viscosa, un material de origen vegetal sustitutivo de tejidos sintéticos. Se trata de una nueva línea dentro de la actual planta que aprovechará la madera local, obtenida a través de una gestión forestal sostenible, y que contará con soluciones técnicas de última generación para optimizar el uso de materias primas y reducir considerablemente la afectación en el entono.

El proceso será totalmente libre de cloro, lo que la convertirá en una de las instalaciones más sostenibles del mundo. Además, no solo será autosuficiente energéticamente, sino que producirá más energía eléctrica renovable de la que consumirá durante el proceso, favoreciendo la descarbonización del sistema eléctrico.

Con este proyecto, Ence ofrecerá una alternativa de origen natural a los productos sintéticos que se utilizan en la industria textil. Servirá de impulso al I+D+i de los mercados de productos naturales, preparando a la sociedad para una era post–petróleo en la que los productos se elaboren con base biológica tanto en aplicaciones industriales como en bienes de consumo.

Por otro lado, en la misma biofábrica de Navia se proyecta la adaptación de las instalaciones actuales para la fabricación de celulosa especial para productos higiénicos absorbentes (pañales, higiene femenina, incontinencia adulta,…). Se trata de una inversión de 45 millones de euros, que permitirá suministrar desde Navia, y a base de eucalipto, un producto que actualmente se importa a Europa, principalmente desde Estados Unidos, donde se elabora con madera de pino, que tiene un menor rendimiento.

Esto supondrá, por un lado, una reducción de la materia prima necesaria, y por otro, una importante reducción de la huella ambiental del producto final, al minimizar el impacto generado en el transporte.

Ambos proyectos se encuentran en un avanzado estado tanto de ingeniería, como de tramitación administrativa. Su ejecución supondrá, por un lado, un impulso al sector logístico, industrial y forestal de Asturias, ejerciendo un efecto tractor desde el Occidente de Asturias. Por otro lado, sus efectos positivos alcanzarán a otros sectores diversos, por su efecto multiplicador de empleo.

“Nuestra visión es que la madera es el material del futuro. Cada vez será más fundamental para la sociedad, en lo que se ha denominado el modelo de la bioeconomía. Y el eucalipto es un recurso de gran importancia para producirla. Garantizar su futuro es gestionarlo sosteniblemente”, explica Alejandro Oliveros, director de Ordenación Forestal de Ence, que añade que el porcentaje de madera que entra en las biofábricas de Ence con certificado de gestión forestal sostenible ha crecido hasta superar el 90 por ciento.

“Pero hay que seguir mejorando la gestión, para seguir obteniendo los productos mencionados, y muchos otros nuevos. Los avances tecnológicos permiten ya construir edificios de más de 50 plantas basados en madera, y mediante procesos químicos, obtener detergentes, espumas de relleno, pantallas flexibles, protecciones resistentes y ligeras, vainillas, bioasfaltos… un sinfín de productos basados en este material renovable que sustituyen otros desarrollados a partir de fósiles”, asegura Alejandro Oliveros.

Fuente: www.lne.es

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